Wednesday, May 28, 2008

Sencilla explicación del bizarro triángulo

Un martes con la tarde libre y un sol veraniego se me antojaba sencillamente improbable hacía unas semanas. Por eso, aunque ahora me pilla algo a contrapié, no soy tan estúpido como para desaprovecharlo. Se supone que mi hermano tiene examen de inglés mañana y que debo ayudarle, pero hasta las siete tiene otras ocupaciones, así que de momento...
...rescato la bolsa de playa, me pongo el bañador, las chanclas, cojo la toalla, el i-pod, el libro de cuentos de Benedetti y no cojo la crema solar porque es mayo y todavía no la he comprado. Busco mi territorio en la arena. El día soleado y caluroso invita, y la gente se hace sitio al lado de las rocas. Yo coloco mi toalla cerca de dos chicas brasileñas que me echan un nada disimulado vistazo, al que correspondo usando mi scanner para comprobar que las brasileñas son brasileñas brasileñas, del mismísimo BRAZIL, ya me entienden. Me hago el interesante con mi i-pod, quitándome la camiseta y luciendo los kilos que he perdido desde el año pasado a base de comer verduritas. A continuación, trato de impresionarlas sacando el libro de Benedetti, treta que fracasa miserablemente, aunque me va mejor con una fulgurante zambullida de cabeza en el mar. Por desgracia, se me olvidó dejar el i-pod sobre la toalla, y dudo acerca de la sumergibilidad de dicho aparato electrónico. Este desafortunado incidente me hace pensar que soy merecedor de una compensación y me prometo a mí mismo que la tendré.

Hacer un trío tiene la divertida particularidad de no poder tener el control de la situación ni un segundo. Requiere un nivel de concentración y coordinación imposible de alcanzar de ninguna manera. Todo es tan imprevisible y azaroso como el devenir de un cuerpo atrapado en un tornado. Se puede intuir el sendero de dos manos, pero es imposible cuando hay cuatro, y juraría que hasta cinco, y que dos lenguas suponen algo más del doble que sólo una. El trío es el factor sorpresa continuo, un agotador esfuerzo por abarcar torpemente, por ejecutar miles de laboriosas tareas a la vez. Uno puede dejarse mecer por las olas, pero imposible si hay tormenta, imposible sin dejarse ahogar. Y por supuesto, no hay dos sabores iguales, el caso es mezclarlos sabiamente en la boca y saborear una nueva chocante combinación.

A las siete llegó mi hermano. Le puse ejercicios de pasivas y estilos indirectos. Me preguntó por qué tenía la nariz chamuscada por el sol y el i-pod no me funcionaba. No sé qué le contesté, pero en cualquier caso, no es el tema de este post.

Labels: , ,

Saturday, May 17, 2008

It's...

Había prolongado su vida más de lo que cabría esperarse, y había agotado todo su esfuerzo, hasta su último aliento y definitiva gota de sudor. Todo en vano. Años interminables de dedicación y empeño sobrehumano para enseñar a hablar a aquel animal, para nada. El bicho no había abierto la boca. Ningún método había servido, tanto los procedimientos de aprendizaje tradicionales como los más innovadores habían fracasado. Una vez vencido, agotado, rendido a la evidencia del rotundo fracaso de su misión, descubrió que aquella llama no había aprendido a hablar porque era muda.
Por desgracia, era ya tarde para enseñarle el lenguaje internacional de signos.

Labels:

Monday, May 05, 2008

Cómo decir Fin

No suelo recordar cómo terminan las películas. Recuerdo muchas cosas de ellas, especialmente los diálogos, en ocasiones detalles sin importancia, el nombre de los protagonistas secundarios. Pero nunca estoy seguro de qué sucedía al final, si el prota muere o se casa con la chica o si el mono se cae del edificio. Es como si lo que me importase realmente fuera el problema y no la solución, las introducciones y no los epílogos, y sobre todo los nudos y no los desenlaces. Supongo que en mi mente llena de datos insulsos y desordenados tengo una cantidad de historias inconclusas, de caminos que no llevan a ningún sitio, de trenes reptando hacia un horizonte que se prolonga indefinidamente, de relojes que no se paran jamás por no saber cuál es la meta, de laberintos que se muerden la lengua.

De la misma manera, nunca soy capaz de poner un punto y final. Todo este maremagnum de líneas interminadas me provoca una incapacidad casi lisiante para cerrar ciclos, completar historias, dar por zanjados temas pasados, poner un colofón a un tema cuyo latido se extinguía inevitablemente. Sólo tendría que poner la palabra FIN, pero ese hecho me causa tanto hastío, tanto desinterés, que acabo por olvidarme, por dejarlo todo inacabado, perdido en una vía muerta, hasta que finalmente, todo se vuelve un caos de inexactitud, donde todo se entrelaza, y no se sabe dónde está el principio, ni el fin, ni la vida, ni la muerte, ni yo mismo.

Hoy pondré un final. He visto a Marlango en directo. He visto a Leonor Watling, he estado a dos pasos de ella, la he amado, le he sonreído, he cantado con ella, y he estado obnubilado durante las siguientes horas de concierto. Como esta historia de amor llega hasta aquí, pongo el punto y final, sin que sirva de precedente, al tema Marlango en este blog. Me siento extraño, pero bien. FIN.

Labels: , , ,

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.