Thursday, July 29, 2010

Sentado en el suelo del aeropuerto

No es la primera vez que escribo en este blog desde un aeropuerto. Pero cuando escribí aquí mi último texto no podría ni imaginar que mi próxima entrada tendría lugar aquí, en Barajas, durante una espera que se me hará un tanto larga para que un avión me lleve al inicio de esta improvisada aventura.
Estoy sentado en el suelo, con mis dos bolsas a los lados y el ordenador encima de mis piernas. Demasiado equipaje, posiblemente, que acabaré lamentando cuando lleguen las escaleras de las estaciones de trenes, pero no pude resistirme a traer el ordenador, no sé exactamente la razón. LLevo dos días en Madrid, ciudad que, definitivamente, no me entusiasma. He tenido demasiado calor estos dos días, y aunque he visto un estupendo concierto de Pink Martini, he hecho una productiva visita al museo del Prado y he estado en buena compañía, me temo que "el calor me aplatana", y no logro estar lo que se dice "despierto" por mucho tiempo. Después de una siesta que se me alargó demasiado tiempo, tenía un dolor de cabeza desagradable, y cuando fui a mi botiquín y comprobé que llevaba el triple de condones que de analgésicos me di cuenta de que había hecho las maletas con demasiado optimismo.
Este viaje que me espera ha venido medio de rebote. Son un poco los retales de otro plan que se vino abajo, lo que me ha dado tiempo a recomponer y a adaptar. Me ha quedado un plan apetecible y ambicioso, con mucho margen para la improvisación, aunque atado en sus partes principales. Me lo tomaré con calma, a pequeños sorbos, pero bebiendo hasta el final y saboreando cada trago.
Observo que la cola de gente se alarga en los mostradores de facturación, así que será hora de ponerse en pie. Primera parada: Amsterdam.
Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.