Oigo Voces
Oigo voces, bla, bla, bla, voces, voces, quién hace caso a las voces, sólo son sonidos, está bien, tal vez palabras, de ésas llenas de letras y significados, como las flores llenas de poetas y de tumbas, no es preocupante, puede que me siente a darles de comer, las escuche, las analice, les haga un análisis morfológico, un lifting, una felación sintáctica y así se acomoden en un diccionario, pues ahí todo el orden alfabético destruye cualquier monólogo interior o hemorragia interna portmodernista que provenga de la luna, ese ojo índigo insomne, que ni duerme ni dormir deja, con su malvado plan de la versatilidad en sus modos, tira de ese hilo que pende de un hilo que conduce hasta mi dedo, el que teclea tambaleante y ciego cada aullido, cada rayo, cada rotación, cada cuarto creciente por dios qué despierto está todo, qué lejos el sueño, cuántas palabras revoloteando canturreándose a sí mismas, ocupan la cama, la elevan, la marean, la eclipsan, escribir, escribir, escribir especialmente cuando no haya sobre qué, me llama ella o me llamo yo, porque me pregunto, entre la luna y yo, ¿quién es la luna y quién soy yo, quién no deja dormir a quién, quién es más luna de los dos?
Labels: enfermedad, mi otro yo
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