Thursday, October 19, 2006

Como Diría Bukowski

Lo que cuenta es destripar. ¿Para qué hacer algo distinto? En el fondo, todo es una barriga gorda que tarde o temprano acaba reventando por su propia opulencia. Destripa tripa tripa. Los cementerios se llenan y nada más se llena, como diría Bukowski. Por el contrario, las mentes, las barrigas y los ojos, se vacían. Mi mayor pérdida, debería reconocerlo, es la alegría. Y lo peor es que ni siquiera la tristeza viene a sustituirla, para consolarme, para negociar conmigo algunas lágrimas que yo pueda convertir en excusas. Se va, se va la alegría, explotó su panza tranquilota, casi lo siento físicamente, me deja vacíos demasiado sensibles, la lengua pegajosa, la sangre atónita.
El que sí que se abre camino es el agotamiento, producido por una euforia insólita, un nervio atroz que me convierte en un grito congelado en el frigorífico de los estómagos. No comprendo nada. Electricidad. Escucho una palabra, de ella depende mi vida, pero no llego a descifrarla fonéticamente, y su definición es irrelevante y contradictoria. Me miro en el espejo, no me encuentro el ombligo, sería una buena razón para volver al destripamiento ceremonioso, pero me cautivan tanto esas paredes... como diría Bukowski nuevamente, yo nací para contemplarlas, creo que me dedicaré a tapiar ventanas, para al menos no fomentar descuidos en nuestras relaciones. Oh, y también con esas arañas, que me admiran hasta con su último pelo de sus peludas patas, siempre imitando como pueden esa red que me he fabricado para mecerme y regodearme en mi abundancia de carencias.

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