Saturday, May 19, 2007

Eros...

Los ataques de risa son fatales. Reírse sin saber muy bien la razón puede ser realmente doloroso. Pero bueno, supongo que todos hemos tenido nuestros momentos.
El otro día, dando una clase de inglés, y pretendiendo que mi alumnos lograsen hablar un poco en el idioma de John Lennon, les pedí que me contasen si alguna vez habían conocido a alguien famoso. Entonces uno de ellos encontró mi punto flaco.
- I met Eros Ramazzotti.
Como siempre, cada vez que escucho ese nombre, no puedo parar de reír. No es que el personaje en sí me parezca ridículo (bueno, un poquito sí), es su nombre, que por alguna razón incomprensible y absurda, me provoca esas convulsiones de hilaridad desenfrenada. Así pues, sin poder hacer nada para contenerla, mi carcajada se derramó por el aula, ante la sorpresa de todos los alumnos y el rubor del pobre muchacho que acababa de responder. Miraba a sus compañeros, muy confuso, preguntándose si acaso había utilizado mal el verbo. Así que añadió.
- Conocí a Eros Ramazzotti. I met Eros Ramazzotti. ¿No?
Entonces ya mi risa era estruendosa, dolorosa, y avergonzante. Pero no podía parar. Algunos alumnos comenzaban también a reírse, sorprendidos. El chico, tratando de arreglar algo que no debía arreglarse, añadía.
-I have met Eros Ramazzotti.
Eso empeoraba las cosas. Me costaba respirar, mis ojos disparaban lágrimas, mi cuerpo se retorcía, pero yo era incapaz de pedir clemencia o de dar paso a otro alumno para acabar con todo aquello.
En fin, Eros Ramazzotti. Qué mal lo pasé en esa clase. Tan mal como en estos momentos, mientras escribo todo esto. Voy a dejarlo ya antes de que me haga mis necesidades encima.

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