Allen Stewart Konigsberg
Cada año celebro con alegría tres fechas:
La primera, la llegada del año nuevo, me como las doce uvas, poniendo en este acto un interés y entusiasmo remarcables. Quizás se deba a un poco de superstición de empezar el año con buen pie, o al simple reto de ser capaz de masticar a ritmo de campanada. Sospecho que me gusta el reto porque siempre lo consigo.
La segunda, mi cumpleaños, todavía es verano, y siempre me levanto poniendo la canción "Birthday" de los Beatles. Confieso que cada año que pasa hago esto con un poquito menos de emoción, y canto con menos euforia lo de "yes we're going to a party party..."
La tercera, el día que voy a ver la película anual de Woody Allen. Ya es una tradición más, algo que jamás falla, y que este año se ha producido el viernes pasado. "Scoop" es una película divertida, muy bien dialogada, con una actriz, Scarlett Johansson, que se come la pantalla, y Woody Allen en su papel de Woody Allen. Nada nuevo, pero como siempre, todo ese increíble encanto maravilloso, todo ese ingenio. Recuerdo alguna vez haber entrado en el cine realmente bajo de ánimo, decaído, y salir del encuentro con Allen absolutamente recuperado. Es ya como un viejo amigo, le agradezco todos esos buenos ratos que me ha hecho pasar, pero al mismo tiempo le echo la culpa de tantas cosas, de tener esta peculiar visión de la vida, en la que soy capaz de en un momento delicado hacer un chiste ingenioso (a veces está muy bien, pero otras merezco ser apaleado), y sobre todo de tener una visión del amor tan extraña, irreal, equivocada... Jamás me habría dejado influenciar por el típico romanticismo habitual del cine, y sin embargo, no hago más que conectar el amor con la neurosis, y me creo un profesor pseudointelectual que vive en Manhattan, recién divorciado de su esposa y que vive, con cierto cargo de conciencia, un romance con una alumna. Hace unos años, me llamaron para dar unas clases de literatura inglesa (uh, literatura, Shakespeare, Wordsworth, James Joyce, qué importante me siento). Normalmente, cuando doy clases de inglés, me quito las gafas. Para éstas, jamás lo hice.
La primera, la llegada del año nuevo, me como las doce uvas, poniendo en este acto un interés y entusiasmo remarcables. Quizás se deba a un poco de superstición de empezar el año con buen pie, o al simple reto de ser capaz de masticar a ritmo de campanada. Sospecho que me gusta el reto porque siempre lo consigo.
La segunda, mi cumpleaños, todavía es verano, y siempre me levanto poniendo la canción "Birthday" de los Beatles. Confieso que cada año que pasa hago esto con un poquito menos de emoción, y canto con menos euforia lo de "yes we're going to a party party..."
La tercera, el día que voy a ver la película anual de Woody Allen. Ya es una tradición más, algo que jamás falla, y que este año se ha producido el viernes pasado. "Scoop" es una película divertida, muy bien dialogada, con una actriz, Scarlett Johansson, que se come la pantalla, y Woody Allen en su papel de Woody Allen. Nada nuevo, pero como siempre, todo ese increíble encanto maravilloso, todo ese ingenio. Recuerdo alguna vez haber entrado en el cine realmente bajo de ánimo, decaído, y salir del encuentro con Allen absolutamente recuperado. Es ya como un viejo amigo, le agradezco todos esos buenos ratos que me ha hecho pasar, pero al mismo tiempo le echo la culpa de tantas cosas, de tener esta peculiar visión de la vida, en la que soy capaz de en un momento delicado hacer un chiste ingenioso (a veces está muy bien, pero otras merezco ser apaleado), y sobre todo de tener una visión del amor tan extraña, irreal, equivocada... Jamás me habría dejado influenciar por el típico romanticismo habitual del cine, y sin embargo, no hago más que conectar el amor con la neurosis, y me creo un profesor pseudointelectual que vive en Manhattan, recién divorciado de su esposa y que vive, con cierto cargo de conciencia, un romance con una alumna. Hace unos años, me llamaron para dar unas clases de literatura inglesa (uh, literatura, Shakespeare, Wordsworth, James Joyce, qué importante me siento). Normalmente, cuando doy clases de inglés, me quito las gafas. Para éstas, jamás lo hice.
Labels: cine
posted by PepeDante at 5:36 PM
6 Comments:
La comedia romántica americana es tóxica. Los gobiernos europeos deberían exigir que antes de la proyección de una película de este género fuera obligatorio exibir un rótulo en el que se pueda leer con letras superlativas:
LAS AUTORIDADES SANITARIAS ADVIERTEN QUE EL VISIONADO DE ESTA PELICULA ES ALTAMENTE NOCIVO PARA LA SALUD MENTAL DE LOS ESPECTADORES, PUDIENDO DETERIORAR PARA SIEMPRE SU PERCEPCION DE LAS RELACIONES DE PAREJA.
En realidad la campaña sería inútil, puesto que el daño causado ya es irreparable. Las películas resumen una relación de pareja en 90 minutos, en los que solo se muestran los momentos más dramáticos. Son como la selección de las mejores jugadas de un partido. Pero la gente cree que está viendo el partido entero. Y aclaro que cuando digo gente me estoy refiriendo no a gentos, si no a gentas. Por culpa del cine, las mujeres prentenden que sus relaciones sean una sucesión de golpes de efecto, de regalos sorpresa, de cenas románticas en lugares de postal, de rosas, de "te quieros" gritados en medio de la multitud...
Esperan que suenen violines en cada beso, que cada polvo sea una experiencia mística, o un menú degustación, o una prueba de gimnasia deportiva... Y luego se encuentran con la realidad, con la rutina, con los días ni mejores ni peores, con el gris, con el silencio. Descubren que su partener no es ni Richard Gere, ni Keanu Reeves, ni siquiera Tom Hanks... Y se extrañan, y nos echan la culpa, y nos llaman cerdos, y se van con su madre. Y nosotros nos quedamos solos, perplejos, pensando: alla van el polvo fijo del sábado y las camisas planchadas. El amor en occidente no es una neurosis, es una psicosis.
Saludos
Yo cuando es mi cumpleaños me entristezco mucho, sobre todo al pensar que todavía me quedan 365 días para mi cumpleaños. El vaso siempre medio vacío.
Esfera peluda, lo mejor es ver La Guerra de los Rose.
Paberback Writer, lo mejor es hacer como en Alicia en el país de las maravillas y celebrar los días de no-cumpleaños.
Estimado pepedante:
Tengo que decir algo que hace tiempo que no te digo, que te repetí incansablemente durante cuatro/cinco años... y que sé que te enerva pero no por ello supone que decaiga nuestro aprecio mútuo:
YO ES QUE A WOODY ALLEN NO LE ENCUENTRO YO EL PUNTOOOOO...
... Y todo ello dicho con todo el cariño y besos desde mi Noche
Decía un personaje de Los Simpson: "me gustan las películas de Woody Allen, excepto cuando sale ese personajillo de las gafas tan fastidioso".
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