Dentro del frigorífico
Abro el frigorífico y no encuentro lo que busco. Sé que está ahí, pero no lo veo. Es un poco desesperante, pero así es como funciona mi perspectiva y el hemisferio derecho de mi cerebro. Me subo a una montaña, a ver si desde ahí...
Supongo que eso mismo sucede en esta complicada misión. Sé que la niña marciana que completa el repóker está delante de mis narices, pero no puedo verla. Quizás cerrando los ojos, mirando hacia otro lugar, buscando cualquier otra cosa...
No recuerdo qué buscaba en el frigorífico, pero he encontrado un zumo de melocotón y mango que es lo más delicioso que haya salido jamás de ahí dentro.
A esa esperanza me aferro, a una casualidad, a un planeta desconocido, al frigorífico del vecino, a que la montaña se me acerque o que las coordenadas se muestren de manera onírica en televisión. Voy a dormir a ver si lo sueño.
Supongo que eso mismo sucede en esta complicada misión. Sé que la niña marciana que completa el repóker está delante de mis narices, pero no puedo verla. Quizás cerrando los ojos, mirando hacia otro lugar, buscando cualquier otra cosa...
No recuerdo qué buscaba en el frigorífico, pero he encontrado un zumo de melocotón y mango que es lo más delicioso que haya salido jamás de ahí dentro.
A esa esperanza me aferro, a una casualidad, a un planeta desconocido, al frigorífico del vecino, a que la montaña se me acerque o que las coordenadas se muestren de manera onírica en televisión. Voy a dormir a ver si lo sueño.
Labels: pepedanterías
2 Comments:
abre los ojos, ¿es que no me ves?
¡Ahora sí!
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