Autolatido no autorizado
Un día descubrió a los de su especie, y exaltado, se multiplicó joven, quiso enamorarse y exponerse, quiso disparar y derrochar.
Cuando descubrió sus rejas, quiso rebelarse y destruir toda sitaxis, echar abajo paredes y esqueletos, con indignación e impotencia.
Por fin entendió que él no era el único cautivo sin alas ni nubes, sino que todos sus semejantes estaban condenados a no comunicarse, a no oírse, a no tocarse. Por ello, cualquier roce era un vuelco, y una mirada taquicardia.
Sin haber sido temerario, sin haberse acercado siquiera a la veteranía, se ve mi corazón decepcionado prematuro. En su latido desarrolla su ejercicio de escepticismo, y a tientas se conforma con el empate, se adpata a sombras y a rumores.
Cuando descubrió sus rejas, quiso rebelarse y destruir toda sitaxis, echar abajo paredes y esqueletos, con indignación e impotencia.
Por fin entendió que él no era el único cautivo sin alas ni nubes, sino que todos sus semejantes estaban condenados a no comunicarse, a no oírse, a no tocarse. Por ello, cualquier roce era un vuelco, y una mirada taquicardia.
Sin haber sido temerario, sin haberse acercado siquiera a la veteranía, se ve mi corazón decepcionado prematuro. En su latido desarrolla su ejercicio de escepticismo, y a tientas se conforma con el empate, se adpata a sombras y a rumores.
Labels: enfermedad, pepedanterías
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