Cerca
Ella pronuncia sus palabras envolventes y embrujadas, utiliza cautivadora sus artes invocando los misterios del tránsito y el espacio. Para atraerme me nombra, y mi nombre sale espectral de sus labios, como un carro alado de bruma. LLueve mi nombre sobre los mares, y por fin un péndulo del tamaño del mundo se planta sobre mis párpados.
Durante unos segundos, he de admitir, me debatí entre el pánico y la dulce derrota, semi-hechizado, semi-aterrado. Finalmente, el terror me hizo llorar, y por supuesto, el llanto fue el antídoto. Ahora, claro está, lloro por haber llorado.
Durante unos segundos, he de admitir, me debatí entre el pánico y la dulce derrota, semi-hechizado, semi-aterrado. Finalmente, el terror me hizo llorar, y por supuesto, el llanto fue el antídoto. Ahora, claro está, lloro por haber llorado.
Labels: enfermedad
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