Sala X
Ya sé que estáis deseando que cuente lo de aquella vez que huí desesperadamente de una sala X. Hace ya tiempo de eso, claro, cuando aún existían salas porno, yo era mucho más joven y creía que Oasis era el grupo que venía a suceder a los Beatles en el trono de la música. Vaya. Además de joven era un poco estúpido.
Pues bien, estaba solo en la sala de los cines Chaplin de Coruña, y es que ¿quién iba a ver una peli X en sesión de tarde? Nadie. Excepto yo. Una vez sola, que conste. En fin, la peli era en versión original (o sea que decían "yeah, yeah"), y era absolutamente incomprensible, pues estaba mal montada. El final apareció casi al principio y todas las escenas estaban cronológicamente desordenadas sin ningún sentido (como en 21 gramos, jajaja). Vamos, o alguien se hizo un lío o el director era un listillo innovador del carajo. LLevaba ya media hora de película intentando descifrar su argumento (ejem), cuando oí pasos en el pasillo del cine acercándose. Casi me desmayo de estupor cuando percibo una persona sentándose en la butaca próxima a la mía. Sin saber quién o qué era lo que se había sentado a mi lado, de un salto me precipité hacia la puerta del cine a velocidad de atleta dopado, y aullando como un loco (al menos así lo recuerdo yo), salí del cine ante el susto del portero y la taquillera que me miraron atónitos sin saber qué ocurría. ¿Quién se sentó a mi lado? Nunca lo supe, y jamás lo sabré, probablemente una chica triste y solitaria con un ojo de cristal y seis dedos en cada mano.
Pues bien, estaba solo en la sala de los cines Chaplin de Coruña, y es que ¿quién iba a ver una peli X en sesión de tarde? Nadie. Excepto yo. Una vez sola, que conste. En fin, la peli era en versión original (o sea que decían "yeah, yeah"), y era absolutamente incomprensible, pues estaba mal montada. El final apareció casi al principio y todas las escenas estaban cronológicamente desordenadas sin ningún sentido (como en 21 gramos, jajaja). Vamos, o alguien se hizo un lío o el director era un listillo innovador del carajo. LLevaba ya media hora de película intentando descifrar su argumento (ejem), cuando oí pasos en el pasillo del cine acercándose. Casi me desmayo de estupor cuando percibo una persona sentándose en la butaca próxima a la mía. Sin saber quién o qué era lo que se había sentado a mi lado, de un salto me precipité hacia la puerta del cine a velocidad de atleta dopado, y aullando como un loco (al menos así lo recuerdo yo), salí del cine ante el susto del portero y la taquillera que me miraron atónitos sin saber qué ocurría. ¿Quién se sentó a mi lado? Nunca lo supe, y jamás lo sabré, probablemente una chica triste y solitaria con un ojo de cristal y seis dedos en cada mano.
Labels: cine, mi otro yo, secretos de confesión, trucos
1 Comments:
A mi me pasó algo parecido pero quitando la Sala X y quitandome a mi.
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