Luppi
Ya he contado tantas mentiras en este blog, que este suceso que les voy a contar, y que es rigurosamente cierto, no me lo van a creer por mucho que me esfuerce en que parezca verosímil.
Cierto día, allá por el año 2000, salí de mi casa y me encontré con Federico Luppi. No fue una gran sorpresa, pues sabía que en mi pueblo estaban rodando la película Divertimento, en la que participaban el susodicho actor y Francisco Rabal. Tengo la teoría de que si veo a una persona famosa, debo hablar con ella. Para eso es famosa. Y estaba delante de mi casa, qué demonios. Federico Luppi ya estaba hablando con una chica, la cual le decía cuánto le entusiasmaba la película Martín (Hache), y yo me puse a la cola, para que cuando ella terminase de cantarle sus alabanzas, yo pudiese cantarle las mías. La muchacha estuvo un buen rato hablando de su adoración por dicha película, así que yo me dediqué a decidir sobre qué podría hablarle yo. Se me ocurrió que me había gustado mucho su papel en Lugares Comunes, así que podría hablarle sobre esa película, pero en seguida me di cuenta de que estábamos en el año 2000, y Lugares Comunes no se rodaría hasta el 2002, así que igual no sabría de qué demonios le estaba hablando. Cuando a la chica se le acabó el turno, yo aún no sabía de qué le podía hablar, así que cuando me acerqué a él tuve que improvisar.
-Señor Luppi, me gusta mucho su trabajo- le dije dándole la mano. La frase me sonó como que en realidad le estaba diciendo que me gustaba su profesión, vamos, que yo también quería ser actor, así que maticé:
-Me gustan mucho todas sus películas.
Creo que eso fue peor, porque sonaba como si en realidad no hubiese visto ninguna, casi como a que no tenía ni idea de quién era él, un poco como que me sonaba su cara, que me lo podría confundir con otro actor. Él sonrió.
-Bueeeno, muchas gracias- me dijo amablemente con ese acento argentino que siempre me desarma.
-Me parece usted uno de los mejores actores de la actualidad... bueno y que ha habido en mucho tiempo- proseguí, y esta vez, sin poder evitarlo, poniendo acento argentino. Luppi, a su vez, puso acento gallego y dijo.
-Graciñas, neno, de verdad.
Supuse que Martín (Hache) era la película de la que estaría cansado de oir hablar, así que finalmente me fui a algo rebuscado.
-Sabés que esa película, Cronos, me parece macanuda.
-Sí, oh. Pues te es rara de carallo-dijo él. -Sólo me acuerdo de que me ponían un montón de maquillaje.
Me volvió a dar la mano, y se despidió de mí. Ahora era el turno de mi vecina de hablar con él. LLevaba un buen rato repasando un papel en el que tenía escrito lo que le iba a decir. Al parecer Martín (Hache) era su película favorita. Quizás yo también debí hablarle de ella. Pero es que a mí ahí me gustó más Cecilia Roth.
Cierto día, allá por el año 2000, salí de mi casa y me encontré con Federico Luppi. No fue una gran sorpresa, pues sabía que en mi pueblo estaban rodando la película Divertimento, en la que participaban el susodicho actor y Francisco Rabal. Tengo la teoría de que si veo a una persona famosa, debo hablar con ella. Para eso es famosa. Y estaba delante de mi casa, qué demonios. Federico Luppi ya estaba hablando con una chica, la cual le decía cuánto le entusiasmaba la película Martín (Hache), y yo me puse a la cola, para que cuando ella terminase de cantarle sus alabanzas, yo pudiese cantarle las mías. La muchacha estuvo un buen rato hablando de su adoración por dicha película, así que yo me dediqué a decidir sobre qué podría hablarle yo. Se me ocurrió que me había gustado mucho su papel en Lugares Comunes, así que podría hablarle sobre esa película, pero en seguida me di cuenta de que estábamos en el año 2000, y Lugares Comunes no se rodaría hasta el 2002, así que igual no sabría de qué demonios le estaba hablando. Cuando a la chica se le acabó el turno, yo aún no sabía de qué le podía hablar, así que cuando me acerqué a él tuve que improvisar.
-Señor Luppi, me gusta mucho su trabajo- le dije dándole la mano. La frase me sonó como que en realidad le estaba diciendo que me gustaba su profesión, vamos, que yo también quería ser actor, así que maticé:
-Me gustan mucho todas sus películas.
Creo que eso fue peor, porque sonaba como si en realidad no hubiese visto ninguna, casi como a que no tenía ni idea de quién era él, un poco como que me sonaba su cara, que me lo podría confundir con otro actor. Él sonrió.
-Bueeeno, muchas gracias- me dijo amablemente con ese acento argentino que siempre me desarma.
-Me parece usted uno de los mejores actores de la actualidad... bueno y que ha habido en mucho tiempo- proseguí, y esta vez, sin poder evitarlo, poniendo acento argentino. Luppi, a su vez, puso acento gallego y dijo.
-Graciñas, neno, de verdad.
Supuse que Martín (Hache) era la película de la que estaría cansado de oir hablar, así que finalmente me fui a algo rebuscado.
-Sabés que esa película, Cronos, me parece macanuda.
-Sí, oh. Pues te es rara de carallo-dijo él. -Sólo me acuerdo de que me ponían un montón de maquillaje.
Me volvió a dar la mano, y se despidió de mí. Ahora era el turno de mi vecina de hablar con él. LLevaba un buen rato repasando un papel en el que tenía escrito lo que le iba a decir. Al parecer Martín (Hache) era su película favorita. Quizás yo también debí hablarle de ella. Pero es que a mí ahí me gustó más Cecilia Roth.
Labels: cine, secretos de confesión
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