Un Caos Muy Ambiguo

A veces pienso que la autoría de este caos es intelectualmente multicéfala. Es evidentemente monocorpórea, pues vuelvo hacia atrás y mis dedos lo confiesan todo, hemos sido nosotros, pero tú lo has decidido, me dicen (lo dicen principalmente dos de ellos, malos hábitos mecanográficos). Sin embargo, a veces renegaría de tanto... Yo los veo, los contemplo, y por más que me esfuerce, me cuesta aceptar que yo haya creado eso. Por dios, quién ha sido. El título lo justifica todo, ahí ha habido un acuerdo, CAOS, y así podemos englobar toda esa contradicción, justificar cualquier incoherencia, todas las desidias estilísticas, la herrumbre gramatical... hasta alguna falta de ortografía. Caos y esquizofrenia, y todo vale, y todas las mentiras del mundo como una sinfonía lúdica en homenaje a la frivolidad. Y hasta me hago el tonto, para disimular mi verdadera estupidez.
A veces mi corazón (algún corazón) se desata, y pretende desenmascarar entrañas, el muy naïf (el muy ingenuo y pedante), y todo se convierte en una oda a la ambigüedad, no por envolverse en un halo de misterio, ni jugar al acertijo. Más bien mi corazón se abalanza sobre las definiciones, tratando de competir con el marcapasos y con el diccionario, pero siempre entre tinieblas y con su ineptitud en la palabra...