Diga 33

Esto lo escribí un día que noté que me crujían los dientes. A continuación me di cuenta de que si retorcía los dedos, éstos también crujían, y con poco esfuerzo también conseguí hacer crujir el cuello, la columna vertebral, los hombros y las cejas. El resultado no podía ser otro.

Tú me traduces trozo a trozo
en cada tramo,
eres un trueno tremendo que triunfa
trazando tratos transparentes que me tronzan
como a un tronco trivial,
me traspasan y truecan mi trémulo trofeo
por trampas truculentas y trípticos.

Tras un triste traspiés,
tratas de trasladar mi tripa a tu tren y tu trineo,
y yo tramito mi trama muy tranquilo
para transformar mi traje transgresor
en tradición troglodita transitoria,
trabajo traidor de tránsfuga entrenado
en trepanar trovadores en la trinchera.