Wednesday, December 06, 2006

Y ahora algo completamente diferente

...en definitiva, cualquier cosa que intente será una batalla perdida, así que para qué versificar todo este caudal si mi única esperanza es que el delirio me saque las castañas del fuego. Porque pongamos por caso un cobarde, o un cadáver, es decir, yo mismo, pues casi siempre soy un cobarde o un cadáver salvo en esos arrojados momentos en los que acuso de cobardía o mortalidad, y todos participamos en ello. Pero admitámoslo, ese momento es el único relámpago de un monstruo inmenso e inexistente, en el que todos inmensamente inexistimos. A estas alturas, los cementerios están llenos de mi cadáver, pues ya me he enterrado tantas veces que supongo que no hay más espacio deshabitado (desinhabitado) para disponer o recalificar, y me pongo en lista de espera, aguardando alguna de mis resurrecciones. Pero todas las resurrecciones y contralatidos se ven abocados a morirse de vergüenza y del mareo del viaje marcha atrás, que por mucho agárrate y venga alarido nadie puede contra el vértigo de toda una vida disparatada como cualquiera. Detractores de mi tristeza, que también resultan ser los mismos detractores de mi alegría, que no comprenden nada de que me arrastre la marea ni que suba en ascensor, y que intentan que confunda indigestiones con orgasmos. Me saco de la manga alguna entraña para usar como coartada, como símbolo de que nada más que yo permanece en la ciudad sumergida. Mis excusas, es obvio, lo tienen muy fácil: se autojustifican señalando mi rostro, y dicen:
"YA VEN, EL DE SIEMPRE".
Soy la excusa de mis excusas.

Pero se puede bailar aquí, y así lo hacen todos los muñecos sonrientes y todo aquél orgulloso de su trasero. Yo no. Yo por supuesto me reservo para el último, mientras el frío me saborea. Espero que entonces estés cerca. No te vayas.

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