LinkinParkero
Después de toda una tarde de corrección de exámenes que rozaban el surrealismo, casi echaba chispas por los alveolos pulmonares, así que decidí detenerme para relajarme un instante. Pero inmediatamente comprobé que eso del relax no iba a ser ningún consuelo. Puse un disco, resultó ser de Linkin' Park, y al rato ya estaba dando saltos por toda la casa y cantando a gritos como un energúmeno sin ninguna consideración por mis cuerdas vocales ni mis pobres vecinos. Pero el asunto funcionaba verdaderamente, toda la mala leche y electrones pasivo-agresivos acumulados se descargaron a través de la teoría híbrida nu-metal post-grunge hip hop hardcore.
Al día siguiente, cuando caminaba por la calle ejerciendo de persona nuevamente, todavía cantaba así por lo bajo alguna linkinparkera canción. Sí, me las sé. La verdad es que sé la letra de cualquier canción que escucho. La oigo, y me quedo con la letra. Es una maldición como otra cualquiera. Al menos, ese día, no iba soltando ningún "fuckin'", pues sorprendentemente, Linkin' Park es un grupo que no suelta palabrotas en sus canciones, a pesar de que sus letras no es que sean la alegría de la huerta. Mis pasos me condujeron a una tienda de música. Me encontraba bien, pensando que si eso lo había conseguido el disco de ese grupo, después de un concierto de ellos, la sensación debería ser extraordinaria. Así que cuando en la tienda encontré una sudadera de Linkin' Park, a punto estuve de llevármela puesta. Tras mirarla, remirarla y probármela, finalmente la coloqué de vuelta en su sitio. No la iba a comprar. Mi juicio me decía que tenía 31 años, no 21, era profesor de inglés, no estudiante incomprendido, y por lo tanto la sudadera de Linkin' Park no era apropiada. Salí de la tienda de discos, de nuevo cabreado, tratando de decidir que sería más patético, verme con la dichosa camiseta puesta, o el hecho de no aventurarme a llevar la ropa que me de la gana.
Al día siguiente, cuando caminaba por la calle ejerciendo de persona nuevamente, todavía cantaba así por lo bajo alguna linkinparkera canción. Sí, me las sé. La verdad es que sé la letra de cualquier canción que escucho. La oigo, y me quedo con la letra. Es una maldición como otra cualquiera. Al menos, ese día, no iba soltando ningún "fuckin'", pues sorprendentemente, Linkin' Park es un grupo que no suelta palabrotas en sus canciones, a pesar de que sus letras no es que sean la alegría de la huerta. Mis pasos me condujeron a una tienda de música. Me encontraba bien, pensando que si eso lo había conseguido el disco de ese grupo, después de un concierto de ellos, la sensación debería ser extraordinaria. Así que cuando en la tienda encontré una sudadera de Linkin' Park, a punto estuve de llevármela puesta. Tras mirarla, remirarla y probármela, finalmente la coloqué de vuelta en su sitio. No la iba a comprar. Mi juicio me decía que tenía 31 años, no 21, era profesor de inglés, no estudiante incomprendido, y por lo tanto la sudadera de Linkin' Park no era apropiada. Salí de la tienda de discos, de nuevo cabreado, tratando de decidir que sería más patético, verme con la dichosa camiseta puesta, o el hecho de no aventurarme a llevar la ropa que me de la gana.
Labels: mi otro yo, música, secretos de confesión
4 Comments:
¿... quién era esa sabia persona que decía no sé qué sobre elegir ropa o que la ropa te elija a ti?
XDDDD
estuviste bien en no comprar esa
remera...mas bien 15 años tendrias que tener y no saber un cuerno de musica!
thegreenvoid.blogspot.com
Sí, supongo que eso acabaría por delatarme.
Entren en http://linkinparkero.blogspot.com
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