Tuesday, May 01, 2007

La Maldición de la Flor Dorada

Personalmente, preferiría que Zhang Yimou se alejase un poco de héroes, espadas y emperadores y se acercase más a títulos como Ni uno menos o El camino a casa. No obstante, esta preferencia personal carece de importancia. El trasfondo de cada historia de Yimou es universal, no importa que suceda en la China imperial que en una aldea de la China actual. Lo importante es que cada plano siga manteniendo esa inundación de color, que todas sus escenas destilen pura poesía, que cada primer plano de un rostro sepa captar un sentimiento y todos sus posibles matices, que cada movimiento sea una pasmosa coreografía.
La maldición de la flor dorada está en la línea de Hero o La casa de las dagas voladoras, quizás con algo más de Shakespeare y algo menos de coreografía, pero con todos esos colores llenos de significados, con toda la fuerza que la cámara de Yimou sabe emplear a la hora de filmar simplemente cómo cae una lágrima. Pero sobre todo, si algo tiene esta película, es la interpretación rabiosa, emotiva, descorazonadora de esa diosa que tiene un pacto con el diablo que es Gong Li. Cómo expresa el dolor, la fragilidad, la frustración, la rabia y el deseo. Qué recital. De veras que sólo por ella vale la pena pagarse la entrada.


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