Dual
Era inevitable cierta confusión, pero a pesar de todo, se evitaron las paradojas y el resultado no fue malo del todo. Alguno que otro se sintió un poco confuso, pero no alcanzó a discernir el porqué.
Las restructuraciones conllevan estas cosas. Una modificación en los horarios supuso que esta vez me hubieran colocado dos clases en dos lugares distintos a la misma hora. A cualquier otra persona esto le habría supuesto un verdadero conflicto, pero como ya saben, para mí eso sólo supone un pequeño reto en la organización. El jefe de estudios quiso disculparse por el error en la coincidencia de las clases en la misma hora, y prometió subsanarlo. Yo contesté que no habría problema, que sabría manejar la situación como corresponde a mi experiencia como coordinador, supervisor y representante esquizofrénico. El plan sería sencillo. La situación era semejante a la de aquella vez en que tuve una cita con una rubia y con una morena al mismo tiempo pero en lugares diferentes. Ninguna notó nada extraño. Seguro que han visto la película.
Pues bien, una vez más, allí estábamos, yo y el otro yo, uno poniendo un examen sorpresa en el aula 305 y otro poniendo un examen leonino en el aula 503. Mi pie derecho paseaba por el pasillo del aula 305 y el izquierdo sobre la tarima de la 503. Miraba desde la ventana y contemplaba tranquilamente cómo en el aula de enfrente me miraba a mí mismo mirando por la ventana. Total eficacia en dualidad. Quizás durante un par de segundos haya tenido una mínima ausencia, pero aseguraría que nadie fue ni mínimamente consciente de ella.
Lo único chocante en todo lo sucedido es que me pareció que un alumno estaba en las dos clases. Esto me confunde. No estoy seguro de si es un fallo en el sistema o es que a este alumno también le afectaron las modificaciones en los horarios.
Las restructuraciones conllevan estas cosas. Una modificación en los horarios supuso que esta vez me hubieran colocado dos clases en dos lugares distintos a la misma hora. A cualquier otra persona esto le habría supuesto un verdadero conflicto, pero como ya saben, para mí eso sólo supone un pequeño reto en la organización. El jefe de estudios quiso disculparse por el error en la coincidencia de las clases en la misma hora, y prometió subsanarlo. Yo contesté que no habría problema, que sabría manejar la situación como corresponde a mi experiencia como coordinador, supervisor y representante esquizofrénico. El plan sería sencillo. La situación era semejante a la de aquella vez en que tuve una cita con una rubia y con una morena al mismo tiempo pero en lugares diferentes. Ninguna notó nada extraño. Seguro que han visto la película.
Pues bien, una vez más, allí estábamos, yo y el otro yo, uno poniendo un examen sorpresa en el aula 305 y otro poniendo un examen leonino en el aula 503. Mi pie derecho paseaba por el pasillo del aula 305 y el izquierdo sobre la tarima de la 503. Miraba desde la ventana y contemplaba tranquilamente cómo en el aula de enfrente me miraba a mí mismo mirando por la ventana. Total eficacia en dualidad. Quizás durante un par de segundos haya tenido una mínima ausencia, pero aseguraría que nadie fue ni mínimamente consciente de ella.
Lo único chocante en todo lo sucedido es que me pareció que un alumno estaba en las dos clases. Esto me confunde. No estoy seguro de si es un fallo en el sistema o es que a este alumno también le afectaron las modificaciones en los horarios.
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