La Música y Mi Otro Yo
Cada vez que intento escuchar algo de música, aparece ese otro yo díscolo del que os he hablado, y me la cambia. Así, sin pedir permiso. Es posiblemente la peor de sus costumbres, sin duda la que más me saca de quicio. El otro día puse un disco de Belle and Sebastian, y al minuto apareció y lo cambió por uno de Guns and Roses. No importa cuanto me enfade con él, lo ha cogido por hábito y no hay manera. Si escucho un disco de Silvio Rodríguez lo cambia por uno de Franz Ferdinand. Si escucho Elliott Smith, él pone Green Day. Si pongo un disco de Pauline en la playa, lo quita y pone Extremoduro. Así que en venganza yo he decidido hacer lo mismo. Cada vez que mi otro yo pone un disco de los suyos, se lo quito y pongo uno de los míos. Ayer, mientras escuchaba The White Stripes, disimuladamente lo cambié y le puse Antony and The Johnsons, y cuando escucha Kings of Leon, de manera sutil le pongo Kings of Convenience. Eso es lo que más le duele.
-Eres un triste y un aburrido con esa mierda de música- me dice él con su camiseta de Nirvana.
Yo doy un portazo y me encierro en mi habitación en la que tengo un gran póster de los Beatles. Pongo un disco de Simon y Garfunkel, pero en seguida viene él y lo cambia por Led Zeppelin. ¿Cuánto tiempo voy a poder soportar esta esquizofrenia musical?
Labels: enfermedad, mi otro yo, música
1 Comments:
"Perdona, pero no he podido evitar ver como me mirabas desde aquel rincón. Me ha extrañado ver cómo me observabas atentamente con tu rostro inmóvil, carente de expresión. Pero de alguna manera me siento fascinada de que una persona de tu talla y de tu cultura se sienta atraída por un lector habitual del Depor-Sport, que necesita un diccionario para definir la palabra "subyugar". Así pues me gustaría que... ...¿qué dices? ¡Ah! Que me aparte."
Y entonces apareció en la mesa de atrás ese hombre perfecto al que todos odiamos.
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