Solicitud
Estimados señores:
Esta vez no incluiré Curriculum Vitae. Incluyo una sombra, o más bien, una ex-sombra. Es la sombra de lo que una vez fui y ya no soy. Quizás sea ella mi portavoz más fiable, la que hable por mí y de alguna manera justifique mi desorden. Tengo la esperanza de que la sombra lleve lejos esta carta, que la haga volar hasta un lugar tan lejano que su fuego se pueda sentir en las rodillas de ustedes, y que al arder se desprendan las hermosas palabras, las rimas, las metáforas que nunca consigo desenvolver, las que les convenzan de que soy lo que sea que ustedes buscan y me concedan lo que sea que les solicito.
Esperando su respuesta como colmillo de león o despidiéndose de ustedes para siempre...
Esta vez no incluiré Curriculum Vitae. Incluyo una sombra, o más bien, una ex-sombra. Es la sombra de lo que una vez fui y ya no soy. Quizás sea ella mi portavoz más fiable, la que hable por mí y de alguna manera justifique mi desorden. Tengo la esperanza de que la sombra lleve lejos esta carta, que la haga volar hasta un lugar tan lejano que su fuego se pueda sentir en las rodillas de ustedes, y que al arder se desprendan las hermosas palabras, las rimas, las metáforas que nunca consigo desenvolver, las que les convenzan de que soy lo que sea que ustedes buscan y me concedan lo que sea que les solicito.
Esperando su respuesta como colmillo de león o despidiéndose de ustedes para siempre...
Labels: pepedanterías
posted by PepeDante at 11:30 PM
5 Comments:
Estimado D. José Dante:
Con su permiso no respondo a su solicitud por temor y espanto, pues ¿qué "clase de persona" (me encanta esta expresión, clase, clase, clase, me da ganas de luchar hasta la muerte por la dictadura del proletariado) hace ese tipo de solicitudes?
Y lo que es aún peor... y ahora soy yo la que llora, sin necesidad de hilo musical, cómo hemos podido llegar a la situación de vernos en la obligación de hacer tales solicitudes (¿Nos?). Súplicas, diría yo, para no restarle ni un ápice de patetismo.
Mirad, dirán los sabios, sin saber por qué, cómo se arrastran las criaturas en busca de afecto.
Y en verdad, en verdad os digo, que yo sólo quería una coca-cola, pero este memo de camarero... este necio, no me hizo caso. Ahora, que se atenga a las consecuencias, dijo embaduranada de sangre.
Suya atentísima
Remedios
Que no le quepa duda de que soy la persona (persona, persona, ya me hace usted dudar)que usted busca. No sé muy bien qué es lo que busca, pero lo soy. O lo seré. Mi jefe actual ha llegado al acuerdo (se supone que conmigo) de que no va a pagarme todas las horas que yo trabaje, sino las que él crea conveniente. Eso lo incluiré en mi próximo CV, se me rifarán las empresas, me darán todo ese afecto que busco, me lo darán profundo y hasta doblado.
Estimado Don José:
Desde que me enteré de que el bueno de ¿sería Sócrates? no encontró ninguna persona en el mercado público, cejé en mi empeño. Así, perdí práctica en el noble arte de la búsqueda, y la buscona que fui, que, por cierto, nunca se encontró, dió paso a cierta apatía que quiere ser, sin lograrlo, ataraxia.
Siento su precariedad laboral, sobre todo porque se dedicará ud. a mandar haikus por internet, y de ahí a fundar un club, cuyo nombre no debemos desvelar ("La primera regla del Club..."). Lo cual me hiere sólo porque no se admiten niñas.
Le vuelve a saludar afectuosamente.
Remedios
Alguna vez, hace tiempo, me sentí seducido por la ataraxia. Posiblemente entonces no sabía en qué consistía (y creo que seguiré sin saberlo por no haberme zambullido en ella), pero leía libros de Pío Baroja, y en general intentaba sentir indiferencia y apatía ante cualquier cosa. Lo recuerdo como momentos algo tristes y difíciles. Pero mi capacidad de asombro seguía intacta, y fue inútil. Eso no lo perderé nunca, sé que jamás seré apático porque no dejo de emocionarme. Eso sí, para asombrarse hay que asomarse.
A mí, últimamente, me está dando más por la confusión que por la sorpresa. Más que asombro siento continua incomprensión, y no detecto más que contradicciones. Así que mis nuevos descubrimientos no me llenan de gozo sino de zozobra. Y esta inquietud, me es incómoda, pues se adhiere a mi natural indecisión convirtiéndome definitivamente en un fantasma. La protección del escepticismo se va tornando en crueldad. Y, aunque aún tiemblo, de miedo, todo parece apuntar, hacia la definitiva conversión en piedra.
Observad pues, terrícolas, mi transformación, mi particular metamorfosis, cómo la mirada de la gorgona va a salvarme destruyéndome. Petrificáme, che, porque si no, flotaré en el río.
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