Empadronado en Padrón

Como una malvada confabulación, mi conexión a internet se fue al traste y mi alma se volvió inservible. Aunque no tenían nada que ver, creo que las dos cosas sucedieron simultaneamente. Más adelante comprendí que en realidad mi conexión no sufría ningún problema, sólo había una mala configuración en alguna parte, o un daño de orden menor en cualquier sitio. Además tampoco mi alma había perdido su uso, sino que se trataba de vulgar cansancio. Cada cosa tiene su lógica explicación, por muy decepcionante que pueda parecer a veces. LLegar a dar diariamente doce horas de clase en once horas y media tiene sus consecuencias nocivas, como llegar a casa y dormirse sobre el teclado. Como comprenderán, eso lo explica todo.
Dadas las circunstancias, ya que hoy comienzo unas entrecomilladas vacaciones, decidí ser merecedor de un nuevo masaje completo que recompusiera el alma dormida, avivara el seso y devolviese a mi cuerpo su usuario, aquél que antaño presumía de personalidad múltiple y sornrisa feroz y que últimamente se veía reducido a una personalidad sometida a un mainstream mudo que arrastraba los pies. Así pues, esta mañana me vi tumbado en una camilla mientras unas hábiles y gloriosas manos revitalizaban mi sangre y paliaban tanto agotamiento y sinsabor. Sin embargo, fíjense ustedes lo que son las cosas, mientras era mi pierna izquierda quien gozaba del balsámico tratamiento, un servidor se quedó irremediablemente dormido bajo los efectos de tan necesitado momento de relax. Lástima que mi sueño se fuera entonces por otros derroteros; mientras la masajista masajeaba, aquí este soñador soñaba que trabajaba, que estaba en clase, que se me había olvidado el material en el coche y que tenía que salir urgentemente a buscar mis libros para poder impartir dignamente mis lecciones ante unos alumnos ávidos y exigentes. Desperté súbitamente, incorporándome de la camilla, dispuesto a buscar el Headway Elementary, el Martinet and Thompson, el Murphy y el English File. Mi masajista, atónita, y yo, confuso y avergonzado, decidimos que nada había pasado, volví a tumbarme en la camilla y proseguimos con mi intento de relajación muscular. Ahora, aquí me ven, manteniendo este blog como una persona con sus músculos suficientemente desagarrotados. Esta noche estoy dispuesto a soñar cualquier cosa que se me ofrezca, qué sé yo, que toco con Arcade Fire, que rescato a un cocodrilo o que me empadrono en Padrón. Ahora abriremos un turno de preguntas. Muchas gracias.