Sunday, October 11, 2009

Bart Davenport

El médico me dijo que anginas que no sé qué de unos virus y no sé cuántos problemas, que pastillas, ibuprofeno, cefuroxima, algidol. Sí, sí, pero yo me voy a ver a Bart Davenport, ¿saben? Ya, ya sé que no saben, pero ¿alguien se apunta? No se apunta nadie, muy bien, pues nos vamos solos, las anginas y yo.
Así que a las 10:30, hora prevista del concierto, pago los tres euros de la entrada en el Manchita Cosa. Había 16 personas, una de ellas el cantante. Pido una cerveza (para combinarla con el ibuprofeno, claro) y me apoyo en la barra medio pasmado de tener a dos pasos a Bart Davenport. Hace al menos tres años y parece que fue ayer cuando me descargué uno de sus discos... y ahora está ahí, y si quiero me puedo dirigir a él y hablarle, y decirle que tengo unos amigos que no te conocen de nada y que no me he comprado ningún disco tuyo, aunque es posible que los haya escuchado todos y que estoy aquí a pesar de la opinión del médico que me quería dar la baja. En fin, no me dirigí a él pese a tenerlo a dos pasos porque pensé que igual preferiría que no me metiese en medio de la conversación que tenía con una morena que luchaba contra su mal inglés.
Media hora más tarde, se subió al diminuto escenario, probó la guitarra, el Manchita Cosa comenzó a llenarse (un lleno en el Manchita significa 60 personas, no está mal) y Bart Davenport se arrancó con un villancico a capella. Cuando cogió su guitarra, ya no se detuvo durante aproximadamente una hora, él solito, sin banda, sin técnicos de sonido, sin juegos de luces, sin un tipo que le lanzase una toalla, con un pop happy, setentero, envolvente, suave, relajante.
Anunció que podíamos comprar su disco allí mismo, que lo acababa de sacar y que había alcanzado el número 5000 en las listas de ventas. Me lo imagino. En el fondo no es tan raro que nadie a mi alrededor oyera hablar de él, no es tan raro que se tenga que ganar la vida haciendo bolos en garitos cutres de Galicia. A Cat Stevens le sucedería lo mismo hoy en día. Son tiempos muy jodidos cuando tu talento se va a medir por si tienes la suerte de que te cojan una canción para un spot. En el fondo esa es la única oportunidad que tiene gente como Bart Davenport, que sea el autor de la canción del anuncio del sorteo de lotería de Navidad, que un director de cine decida que quiere una canción tuya en su peli, que le hayas caído bien a Lou Reed y te lleve de telonero. Y mientras tanto, puedes hacer canciones increíblemente bien hechas, joyas pop capaces de conmover, de hacer sonreir, y pasarás por Ferrol prácticamente desapercibido. Pero mientras lo hagas, con ese talento, con esa humildad, con esas canciones, al menos yo allí estaré, con mis anginas o mi artritis, con lo que sea, para que me asombres, me conmuevas, me hechices.

3 Comments:

Blogger Isla Fernández said...

Estimado Pepe:

Me has convencido, sobre todo después de esa comparación con Cat Stevens. Además me ha gustado lo que acabo de escuchar. Por eso me tomaré la molestia de informarme sobre Bart en esta aldea global y de paso escuchar sus canciones.
Gracias.

PD: Espero que hoy te encuentres mejor. Un besiño, pero no te acostumbres,solo hoy, y porque estás malito.

Sunday, 11 October, 2009  
Blogger ábrete de orellas said...

bonito post, abofé

Monday, 12 October, 2009  
Blogger PepeDante said...

Gracias. É un placer atopar un vello coñecido de Ferrol por aquí. :-)

Monday, 12 October, 2009  

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