Códecs, por favor.
Y entonces apareció la tristeza. No hay nada de especial en ello: llega, engulle y se queda un buen rato. Es un cliente habitual. Sin embargo, me pregunto en qué formato ha aparecido esta vez, pues no encuentro manera de leerla. Trato de abrirla con mis programas usuales, el de la experiencia, el de la lógica, y el del instinto, pero ninguno de ellos parece funcionar. Consulto una guía ilustrada de tristezas, contrasto las fotografías, intento cotejarlas con la mía, pero siempre aparece un elemento oculto diferenciador que no se deja definir. Ante esta imposibilidad de descripciones, mi tristeza se regodea en su cripticismo, engordando, actuando a su antojo, de manera irresponsable e incoherente, hasta que no hay manera de entender ni uno solo de sus parámetros. Y yo, más que triste, empiezo a estar enloquecido de tanto buscar explicaciones a lo insondable.
Gasto mi juicio en interpretaciones, en lugar de aportárselo a mis años.
Gasto mi juicio en interpretaciones, en lugar de aportárselo a mis años.
Labels: pepedanterías
3 Comments:
...si la felicidad se pudiese crackear...
URGENTE:
NECESITO UNA CONVERSACIÓN SOBRE MULHOLLAND DRIVE... ME HA DEJADO K.O.
Busca en Google en foro que te ayude (tanto para la tristeza como para Mulholland Drive)
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